La Ecografía Endoanal (EEA) es una técnica que juega un papel fundamental en el campo de la Coloproctología, siendo prácticamente indispensable en el diagnóstico de enfermedades tanto benignas como malignas del colon y del recto.
1- ¿En qué consiste esta técnica?
La EEA se realiza mediante el uso de un transductor especial que se introduce por vía transanal (a través del ano), y mediante la rotación de su cabezal permite obtener imágenes del canal anal y del recto a tiempo real en 360º, consiguiendo una muy buena y correcta valoración de la patología del ano y del recto.
2- ¿Es dolorosa la EEA?
La EEA es una prueba generalmente muy bien tolerada, prácticamente inocua y se realiza de forma ambulatoria sin precisar hospitalización. En ocasiones puede resultar algo más molesta cuando se trata de diagnosticar y valora el estadio de un tumor de recto, pero por lo general no precisa de ningún tratamiento específico para su realización.
3-¿Es necesaria alguna preparación intestinal para someterse a una EEA?
Por regla general, se puede realizar la EEA en la consulta médica sin necesidad de limpieza intestinal, aunque puede resultar conveniente la aplicación de un enema entre 4 y 6 horas antes de la ecografía para eliminar posibles residuos de heces alojados en el recto, lo que facilita la realización de la prueba y la interpretación de los hallazgos.
4- ¿En qué enfermedades está indicada la realización de una EEA?
Son numerosas las aplicaciones de esta prueba y destacan las siguientes:
– Estudio de la incontinencia fecal:
La EEA es una prueba fundamental y prácticamente ineludible para diagnosticar una incontinencia fecal. Su valor aquí radica principalmente en la capacidad de visualización del canal anal en 360º, lo cual permite realizar una valoración directa del estado de los esfínteres, tanto interno como externo, así como detectar la presencia de desgarros o alteraciones a este nivel. Esto tiene especial importancia para valorar el tratamiento a realizar para la incontinencia fecal, ya sea quirúrgico (esfinteroplastia) u otras modalidades como el Bulking, la Neuromodulación del Nervio Tibial Posterior, ejercicios de fisoterapia, Radiofrecuencia, etc.
– Supuraciones del canal anal (abscesos, fístulas).
El papel de la EEA en estas patologías también es muy importante, tanto en el hallazgo de un absceso perianal, sobre todo si es profundo, como en el diagnóstico y valoración del tipo de la fístula perianal. En el caso de la fístula perianal se canaliza el orificio externo de la fístula y posteriormente se instila agua oxigenada, gracias a lo cual se intensifica la señal ecográfica y permite así identificar con mayor facilidad el trayecto de la fístula y su relación con el aparato esfinteriano. Esto es fundamental, especialmente en casos de fístulas perianales complejas o recidivadas, a la hora de plantear el tratamiento quirúrgico de las mismas, intentando minimizar las posibles complicaciones asociadas a la intervención.
– Estadificación de los tumores rectales.
Hoy en día, el tratamiento de las neoplasias de recto es multidisciplinar y, en ocasiones, la cirugía no es el primer tratamiento a realizar, ya que puede ser necesario administrar antes radioterapia y/o quimioterapia para disminuir el volumen del tumor. Para ello es muy importante realizar una estadificación de la afectación local del tumor, así como de la posible invasión de ganglios linfáticos, y para ello, la EEA juega un papel fundamental junto con la Resonancia Magnética y la TAC abdominal.
– Alteraciones del suelo pélvico y otras enfermedades.
La EEA también tiene gran utilidad para diagnosticar alteraciones del suelo pélvico, como la presencia de enterocele o rectocele, prolapso rectal, síndrome de defecación obstructivo, etc. También permite el estudio de otras patologías como el síndrome de periné descendente, proctalgia, etc.
Dr. Javier Valdés Hernández